La renuencia de Guillermo Anaya para someterse a una prueba de antidoping no debería sorprender a nadie. Su afición por las bebidas alcohólicas y las noches de parranda son de sobra conocidas, tal como lo atestiguaron un grupo de reporteros de Torreón, a quienes invitó a cenar hace algunas semanas, y a los cuales -incluida incluso al menos una mujer-, comenzó a faltarles el respeto cuando ya andaba pasado de copas.
Pero la cosa no queda ahí, ya que existe la sospecha de que además del alcohol, Anaya podría ser aficionado a otro tipo de sustancias.
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